prensa las chicas de flores

La Nación
por Verónica Pagés

Al Estilo de Girondo

Las chicas de flores / Libro: Deby Wachtel y Sol Lebenfisz / Intérpretes: Paulina Rachid, Cecilia Roche, Jimena Angeletti, Cecilia Tognola y Florencia Firpo /Vestuario y maquillaje: Walter Soares / Escenografía: Miguel Nigro / Iluminación:Leandro Pérez / Coreografía: Marina Svartzman / Asistente de dirección: Matías López Barrios / Dirección: Deby Wachtel / Sala: Teatro Pan y Arte, Boedo 876 / Funciones: sábados, a las 20 / Duración: 50 minutos / Nuestra opinión: muy buena.
Antes que nada, es importante aclarar que el universo que propone Las chicas de Flores es mágico. Lejos está de toda literalidad, de todo realismo. Los que busquen que las palabras signifiquen exactamente lo que enuncian, abstenerse. O los que lo intenten, pese a lo antedicho, buen consejo puede ser zambullirse en el mundo de Oliverio Girondo (en pos de conocerlo o refrescarlo) para empezar a degustar eso que se viene en esta propuesta ¿absurda?, ¿surrealista?, ¿grotesca? que sube a escena los sábados en el teatro Pan y Arte de Boedo.

Lo que sí está claro es que estas "chicas de Flores" que propone la directora Deby Wachtel nacen, se nutren y viven del imaginario Girondo. La anécdota es chiquita, pero alcanza y sobra para desplegar un universo femenino de otro tiempo, uno en el que se quedaron suspendidas cinco lectoras de la Señorita Corazón, la responsable del correo de una revista para chicas que tenía la respuesta justa para todo, respuestas que estas cinco esperaban como la luz del día. Por eso es que cuando muere la escriba de tanto consejo oportuno en materia de amores, cocina y belleza, ellas quedan casi huérfanas, pero agradecidas como son la homenajean.


Rachid, Roche, Angeletti, Tognola y Firpo, notables.Foto:Prensa
Es justamente ese encuentro que las reúne en persona por primera vez el que nos cuenta Wachtel (también es la autora del libro en coautoría con Sol Lebenfisz) a partir de la inspiración Girondo, y todo lo que sigue es su poesía muy bien entrelazada, y mejor percibida, que rescata otros poemas para narrar el tiempo de estas mujeres que, entre carta y carta, transcurrió repleto de emociones por venir y de mucha soledad.

Todo en lenguaje Girondo: la luz, la escenografía, el maquillaje, el vestuario, la coreografía, las palabras, las actrices (en un muy alto y parejo nivel interpretativo) que se hacen carne de la propuesta para la que cada una construye un pequeño esperpento que bien puede ser paraguas, punta de ovillo, telaraña, ombligo, malabarista, piedra, huevo, gusano. Un Girondo auténtico. Una preciosura.